En los últimos años, cada vez se han ido implementando más las técnicas de diagnóstico preimplantacional durante un tratamiento de FIV. El test genético preimplantacional más utilizado es el PGT-A. Consiste en identificar con precisión aquellos embriones cromosómicamente correctos. Es decir, embriones con mayor potencial de dar lugar a un embarazo evolutivo. ¿Por qué se utiliza tanto? ¿Es necesario hacerlo a todas las mujeres de más de 38?
¿Por qué se utiliza cada vez más el PGT-A?
El principal motivo por el que el PGT-A (Preimplantational Genetic Testing for Aneuploidy) se utiliza cada vez más se debe a que la sociedad tiende a retrasar la maternidad. Independientemente de la reserva ovárica que pueda tener una mujer (que se relaciona mucho con el número de ovocitos que podemos obtener en una estimulación ovárica), la calidad de los ovocitos no puede medirse y va de la mano de la edad de la mujer. Esto significa que la mujer va gastando los ovocitos de mejor calidad al principio de la vida fértil. Y, sobre todo, a partir de los 38-40 años, los ovocitos restantes son de peor calidad, traduciéndose en embriones con más alteraciones cromosómicas (aneuploidias) que pueden ser estudiadas con estas técnicas de diagnóstico preimplantacional.
Cómo se realiza una PGT-A?
Cuando los embriones tienen ya 5 días de vida (llamados blastocistos en esta fase) se realiza una biopsia de unas cuantas células del trofoectodermo (que es una capa externa del blastocisto) y se analiza mediante técnicas genéticas de secuenciación masiva. Estos embriones biopsiados se vitrifican a la espera del resultado. Y, si posteriormente tenemos un embrión sano para transferir, nos preparamos para realizar una criotransferencia embrionaria.
PGT-A: ¿es necesario siempre?
Existe mucha controversia respecto a si es necesario o no hacer esta técnica a todas las mujeres que tienen más de 38 años. Pues bien, está claro que tener un embrión genéticamente sano aumenta mucho las posibilidades de tener un embarazo evolutivo y un niño nacido vivo en casa. Pero, en ningún caso, es garantía de embarazo seguro y de que este vaya bien.
A tener en cuenta: ¿con cuantos embriones contamos?
Sin embargo, hay que tener en cuenta que para poder aplicar esta herramienta diagnóstica, el PGT-A, idealmente necesitamos partir de muchos embriones, dado que no todos conseguirán llegar a fase de blastocisto para poder hacer la biopsia y escoger el sano. A mayor edad de la mujer, con mayor dificultad llegarán a día 5. Y si partimos de pocos embriones y no evolucionan bien, se pueden detener antes, sin que se pueda realizar siquiera la transferencia de un embrión. Nunca sabremos entonces si nos hubiera dado lugar o no a un embarazo ni aplicar esta técnica diagnóstica.
¿Y si son embriones mosaico?
Pero, además, hay que tener presente que al realizar este PGT-A a veces pueden salir resultados difíciles de interpretar, como los llamados “embriones mosaico”. Estos embriones presentan una línea celular cromosómicamente correcta y otra con alteración cromosómica. En estos casos, es necesario un consejo genético exhaustivo. Y es que la repercusión clínica del mosaicismo es difícil de predecir.
Entonces, ¿cuándo recurrir a un PGT-A?
Por tanto, consideramos que es necesario individualizar el tratamiento según cada mujer y la indicación de llevar a cabo un PGT-A en cada caso particular. Habrá mujeres con buena reserva ovárica de más de 38 años que se podrán beneficiar de realizar un PGT-A. Pero, en cambio, habrá otro perfil de paciente a la que le estaremos perjudicando, porque quizá le estamos restando posibilidad de llegar a transferencia embrionaria y, por tanto, la posibilidad de un futuro embarazo.
¿Cuál es la indicación del PGT-A?
También es importante la indicación por la que nos planteamos aplicar un PGT-A. A veces, se indica únicamente por la edad de la mujer. Pero existen otros casos, en los que está indicado por otros motivos: como en el caso de pérdidas de gestaciones previas, fracaso de implantación, o mujeres que simplemente quieren tener la certeza de estar transfiriendo embriones sanos para reducir la ansiedad durante la “beta espera”.
Anna Goday, Aina Borràs y Josep Maria Calafell. Especialistas en reproducción asistida de FIVclínic.