Estudio y diagnóstico de la esterilidad

   

¿Qué entendemos por esterilidad?

Podemos definir la esterilidad como la dificultad que tiene una pareja para lograr un embarazo de forma natural después de un período de relaciones sexuales regulares sin uso de anticonceptivos.

Cuando consideramos que una pareja debería comenzar un estudio de esterilidad?

En general, se acepta que una pareja que lleva un mínimo de un año manteniendo relaciones sexuales sin medidas anticonceptivas y que no logra el embarazo debería consultar al ginecólogo para intentar averiguar las posibles causas que provocan esta dificultad. En algunos casos pueden darse circunstancias que aconsejen iniciar este estudio antes de que haya transcurrido un año. Un factor muy importante a tener en cuenta es la edad de la mujer, ya que sabemos que las mujeres, a partir de los treinta y cinco años, experimentan una disminución en la capacidad reproductiva que se intensifica aún más a partir de los cuarenta años. Por tanto, a partir de los 35 años, con un período de investigación de 6 meses puede iniciar el estudio

¿Qué pruebas se deben hacer?

En primer lugar es importante valorar los antecedentes personales así como los familiares de ambos miembros de la pareja. También hay que revisar aspectos de estilo de vida que podrían estar influyendo negativamente en la consecución de la gestación (consumo de tóxicos, de fármacos, hábitos alimentarios ...)

Actualmente, el estudio básico de esterilidad se ha simplificado mucho, pero todavía hay un mínimo de pruebas indispensables tanto en el hombre como en la mujer y que, en caso de dar un resultado claramente patológico, orientan hacia la indicación de un tratamiento determinado. Estas pruebas son:

  1. Seminograma: El estudio de las características del semen en el hombre es esencial para la valoración del hombre en la pareja estéril.
  2. Determinaciones hormonales: La reserva ovárica se estudia con la determinación de la hormona antimulleriana. Esta permite evaluar la reserva ovárica, dato especialmente importante para prever la capacidad de respuesta a la estimulación ovárica, sobre todo de cara a la fecundación asistida. La determinación de la progesterona en la segunda fase del ciclo sirve para determinar si los ciclos son o no ovulatorios. En el caso de sospecha de disfunciones ovulatorias en mujeres con ciclo largos o con ausencia de menstruaciones, los estudios hormonales deberían ser más completos y también incluirían determinaciones de andrógenos, prolactina, hormonas tiroideas, etc.
  3. Valoración de la permeabilidad tubárica: Especialmente importante si orientamos la realización de inseminaciones artificiales. Esta puede realizarse mediante histerosalpingografía o bien por histerosonografia
  4. Ecografía transvaginal: Nos dará información sobre la cavidad uterina y también sobre los ovarios. Es importante el recuento de folículos antrales como otro marcador de reserva ovárica.

Por lo tanto en la primera visita realizaremos una revisión cuidadosa del estilo de vida, de los antecedentes clínicos así como de tratamientos previos realizados en su caso. Daremos nuestra opinión al respecto sobre pruebas complementarias a realizar, si fueran necesarias, así como del tratamiento aconsejado y pronóstico de éxito esperado

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